Presentación

El objeto de estudio de la Antropología es el Humano, lo dicen los diccionarios, los libros y es lo que nuestros maestros nos enseñaron: el humano como especie y sus antecedentes como ser vivo en el planeta. No solo el género Homo y la especie Sapiens, sino también los orígenes y relaciones filogenéticas con otras especies que dieron por resultado nuestra continuidad evolutiva, incluyendo el entorno, el hacer y el saber de los individuos. La antropología recientemente ha tendido a la especialización en diferentes campos, sin duda derivada de la dicotomía “clásica” –cuasi fundacional– de la disciplina: la antropología cultural (o social) y la antropología física (o biológica). Separación que obedece a necesidades “operativas” de la disciplina, pues en realidad lo humano como fenómeno no puede dividirse en lo natural y lo cultural; innato o adquirido; genético o aprendido, por lo que la Antropología –sin adjetivos– articula los resultados de cada una de sus áreas de especialización. En la actualidad, esta especialización es cada vez más específica y detallada, sin embargo, el enfoque que aquí privilegiamos tiene la intención de aportar a, y nutrirse de, las demás corrientes antropológicas, para conformar la visión integrada que debe ofrecer una antropología física/biológica para el siglo XXI.

 

La antropología física –también antropología biológica– tiene por objetivo el estudio del humano como ser físico, el ser biológico interactuando con el entorno social y el medio ambiente, su crecimiento y desarrollo, salud y enfermedad, genotipos y fenotipos, movilidad geográfica, territorio, violencia, migración, organización social, modos de parentesco, cognición, lenguaje, etcétera, etcétera; es decir, y resumido en una frase: los numerosos procesos bioculturales característicos de los diferentes grupos humanos, pasados y presentes; vivos y muertos. Esta antropología, la que se encarga del estudio bioantropológico o antropofísico, tiene sus orígenes en las llamadas Ciencias Naturales y se consolida como una aproximación epistémica particular y robusta durante la segunda mitad del siglo XIX, si bien existen antecedentes. La antropología en general y la antropología física en particular tiene una relación directa con procesos históricos colonialistas, fundamentados en ideas racistas y deterministas, lo cual sin duda ha merecido una revisión crítica por parte de los propios antropólogos. La antropología física/biológica se encuentra en una buena posición para intentar comprender y en consecuencia erradicar las recientes y preocupantes actitudes de este tipo que han comenzado a proliferar nuevamente en el mundo actual. Aquí, en la Dirección de Antropología Física, realizamos una antropología crítica, histórica, diversa, incluyente e integral.

 

Breve historia de la Dirección de Antropología Física

En 1825 se fundó el Museo Nacional considerado la base institucional de la Antropología en México, conformado por los departamentos de historia, arqueología e historia natural. En 1877 se crearon las secciones de antropología (física) y etnología, que después fueron convertidos en departamentos. También en 1877 aparecieron los Anales del Museo Nacional con la finalidad de difundir los trabajos que se llevaban a cabo en los temas de ciencias naturales, historia y antropología.

En 1900 Nicolás León –considerado como el ‘padre de la antropología física mexicana’ (AFM)– ingresó como ayudante naturalista y colaborador en las secciones de Etnología y Antropología del Museo Nacional.

En sus orígenes la AFM se orientó principalmente a describir las características antropométricas de los criminales y los militares y en menor medida el poblamiento del actual territorio nacional. Pero en 1912 el director del Museo Nacional, Cecilio Robelo, solicita al Dr. Nicolás León intervenga para proteger los restos de los héroes de la guerra de independencia depositados en la Catedral Metropolitana tras haber sido comisionado para localizar los restos de Mariano Matamoros.

Hacia 1930 llegaron al país varios investigadores del extranjero con corrientes de investigación vigentes como la biotipología, la somatología y, en menor medida, la genética; con algunos de ellos como docentes dio inicio la Escuela Nacional de Antropología cuyo antecedente fue el Departamento de Antropología Biológica de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional.

 

El 1939 fue creado el Instituto Nacional de Antropología e Historia y con ello varias dependencias como el Departamento de Antropología Física que continuó inserto en el edificio del Museo Nacional respondiendo a su naturaleza, la recolección de especímenes para su estudio; ese esquema es el que perdura en la actual Dirección de Antropología Física (DAF) del INAH. Por ello los materiales no son primariamente agrupados de acuerdo a los proyectos de exploración, sino al ordenamiento por colecciones, dependiendo de sus características propias, por ejemplo: Patológicos, Precerámicos, Dientes mutilados, o bien por cronología y región geográfica, sin perder los registros de temporadas de exploración o recuperación.

La osteología antropológica cobró fuerza debido a las obligaciones propias del Instituto como órgano del gobierno pero no quedaron al margen las investigaciones en población viva, vale mencionar el Departamento de Biología Humana ubicado en el Museo Nacional y que en 1954 pasó a ser la Dirección de investigaciones Antropológicas y después Departamento coordinado por Javier Romero, en él se llevaban a cabo investigaciones multidisciplinarias integradas por lingüistas, etnólogos, antropólogos sociales y antropólogos físicos. También se creó el laboratorio para estudios de Crecimiento Infantil dirigido por Johanna Faulhaber que produjo las tablas de crecimiento para niños mexicanos a partir del estudio longitudinal que le llevó alrededor de 20 años. Las investigaciones en población actual, principalmente las enfocadas a las etnias que habitan el territorio nacional forman parte del llamado patrimonio intangible, de igual interés e importancia antropológica son las enfocadas a temas o líneas de investigación como maduración biológica, respuesta al ejercicio, ergonomía, odontología, nutrición, violencia, comportamiento, diversidad sexual, poblamiento temprano de América, entre otros. Muchos de estos con posible aplicación directa en áreas médicas, identificación humana y peritajes a solicitud de instituciones para impartición de justicia, actividades laborales y deportivas.

Como parte de las actividades realizadas por la DAF, cabe mencionar que durante el año 2000 se realizó la puesta al día de dos de las salas permanentes del MNA asignada a antropólogos físicos: la de introducción a la antropología y la de poblamiento de américa. Vale la pena enfatizar que la antropología física siempre ha formado parte, en mayor o menor medida, de la actividad del Museo Nacional en donde se le dio origen y se siguen conservando sus colecciones, ahora en el MNA.

Un aspecto importante es el resguardo y conservación de las colecciones osteológicas y de cuerpos momificados, tarea permanente que cotidianamente se efectúa, estos restos están contenidos en más de 20,000 cajas y van en aumento debido a las exploraciones, rescates y salvamentos que recuperan estos materiales patrimoniales de la nación.

 

Algunos estudios de caso desarrollados en la DAF: personajes históricos

 

  • Santa María de la Asunción, Ichcateopan, Guerrero 1976. El 26 de septiembre de 1949 Eulalia Guzmán dio a conocer el hallazgo de restos humanos y objetos asociados en el templo de Santa María de la Asunción en la población de Ichcateopan, Guerrero; atribuyéndolos a Cuahutemoc, último emperador Mexica. Con ella estuvo el antropólogo físico Anselmo Marino Flores, en el mismo año fue conformada una primera comisión para el estudio de los materiales descubiertos en la que participaron Ignacio Marquina, Alfonso Caso, Eusebio Dávalos, Javier Romero, Silvio Zavala, entre varios más, emitiendo un dictamen negativo. El 6 de enero de 1950 la secretaría de Educación Pública nombró una segunda comisión integrada entre otros por Wigberto Jiménez Moreno, Alfonso Caso, Manuel Gamio, Pablo Martínez del Río, Daniel F. Rubín de la Borbolla y Eusebio Dávalos. Esta segunda comisión ratificó el dictamen de la primera.
  • Monumento Molino del Rey. Durante las obras para el nuevo trazado de anillo periférico de la ciudad de México en la zona de Chapultepec – Tacubaya, era necesario reubicar el monumento conmemorativo a la batalla de Molino del Rey efectuada el 8 de septiembre de 1847 como parte la guerra de intervención estadounidense; al retirar el monumento la maquinaria puso al descubierto las urnas de los héroes que estaban bajo el monumento, dieron aviso al INAH y la entonces Sub dirección de Salvamento Arqueológico tomo el control de la situación. Uno de los primeros en tener contacto con las urnas fue Pedro Francisco Sánchez Nava, quien estaba al frente de esa sub dirección del INAH, al haber restos humanos y dentro del trabajo institucional, fue solicitada la intervención de la DAF para de manera interdisciplinaria realizar la obra de traslado del monumento. La información completa de estos trabajos fue publicada en 1988 por el INAH en la obra Molino del Rey: historia de un monumento, coordinada por María Elena Salas Cuesta.
  • Los Héroes Columna de la Independencia. Con motivo de la conmemoración del bicentenario de la independencia, los restos de los héroes que están en las criptas bajo la columna de la independencia en el paseo de la Reforma en la ciudad de México, serían trasladados al Palacio Nacional. Por lo que el 4 de noviembre de 2009 fue creada la Comisión para llevar a cabo los estudios de los restos óseos de los héroes que se encuentran en la Columna de la Independencia. Fue elaborado el proyecto académico en el que se establece que el objetivo principal será: analizar los restos óseos que se encuentran en el mausoleo de la Columna de la Independencia, con el propósito de realizar un inventario detallado y determinar su estado de conservación, además de corroborar o desechar datos históricos relativos a los mismos.

 

Otras actividades de la DAF: Recuperación de colecciones y repatriaciones.

En el pasado, colecciones osteológicas producto de exploraciones arqueológicas fueron llevadas al extranjero, casos concretos como la colección Massey, conocida como colección Pericú, llevada a San Diego, California y la de Marismas Nacionales, trasladada a Kansas. Ambas colecciones están ahora en los acervos de la DAF. En Junio de 2009 a iniciativa del H. Congreso de la Unión a través del Consulado de México en Austin, Texas y con la intervención de la Secretaría de Relaciones Exteriores se cumplió el punto de acuerdo para la repatriación de Restos de soldados mexicanos caídos en la batalla Resaca de la Palma / Palo Alto, Texas ( 8 y 9 de mayo de 1846), bajo el mando del General Mariano Arista . Los restos quedan en custodia de la DAF.

 

En Octubre 2009 a iniciativa de la comunidad Yaqui y después de varios meses de trabajos, coordinados con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, y la Secretaría de Relaciones Exteriores fue realizada la repatriación de los guerreros Yaqui caídos en el cerro de Mazatan, Sonora (8 de junio de1902), que se encontraban en el American Museum of Natural History en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica. Los restos se entregaron a los representantes de la comunidad Yaqui.

 

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